Todo el día llueve en mi cama
llueve agua y llueve sal,
llueve en el día y en la noche escampa,
mi habitación es todo un mar.
Los grillos sollozan cuando la muerte llora,
las nubes desvencijadas se marchitan,
dejan caer las lágrimas que atesoran
y como tristes sueños se precipitan.
El tiempo desafina los recuerdos,
son borrosos en mi opaca historia,
en la locura de los cuerdos,
en el fango, en la memoria.
Cada noche dura tres años y medio,
se alarga y ensancha en la línea del tiempo
y se reduce a dos horas de tedio,
se extinguen en la vida a destiempo.
La tristeza viene como una ola,
se va y vuelve con más fuerza
y en la arena deja una caracola,
es la muerte que a mi cama regresa.